Pensar es hacer. Desde hace mucho lo sabe la gente que practica la técnica Alexander.

Se ocupan los mismos circuitos neurales para pensar en algo que para hacerlo de veras. De hecho, en la mayoría de las personas, la definición entre pensar y actuar se vuelve tan indistinta que los músculos se actúan con los pensamientos. 

Con tan solo contemplar una situacion dificil, (aunque haya pasado ya mucho tiempo) se nos pone tenso el cuello y se nos arruga la frente.

Lo que descubrió F.M. Alexander fue la manera de interrumpir conscientamente (y así cambiar) patrones de pensar y actuar hasta inclusos los mas firmamente establecidos.

Alexander se enteró del hecho de que con su pura intención podía inhibir reacciones automáticas o no queridas. Las tenía que parar en lo que él llamaba el “momento crítico,” entre concebir y actuar. Esto quebraba la cadena de reacción automática y le dejaba libre de sustituir una respuesta según su gusto.

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La palabra de moda en la neurosciencia es la neuroplasticidad.

Ésta describe la idea (muy tarde en aceptarse) que el cerebro tiene una flexibilidad de función que se le permite reprogramarse hasta físicamente según cambien los pensamientos.

Instructores de la técnica Alexander de reeducación psicofísico (mente-cuerpo) saben aplicar en manera práctica estos principios a su aprendizaje.

 
William Keech, CANSTAT 
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